Si en sus orígenes nuestro pequeño amigo fue un intrépido cazador, capaz de zambullirse en los más espesos matorrales, en nuestros días ha pasado a ser un morador mas de nuestros domicilios y a compartir estrechamente su vida con las nuestras. Y esto no es debido a modas pasajeras, aunque las ha sufrido, y de hecho todavía las esta pagando, sino a su encanto natural que le hace ser una de las razas más resultonas que la mano del hombre ha seleccionado.
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JUANCITO RECIEN LLEGADO A CASA
Tiene un tamaño ideal, tanto para los que gustan de una vida casera, como para los mas “marchosos”. Es pequeño, su tamaño es el ideal para el coche, en cualquier sitio encuentra un buen lugar donde hacer el viaje, es deportivo, alegre, curioso, zalamero y picaron hasta limites insospechados. Y sobre todo bello. Su dulce expresión (¿cuántas veces se ha escrito esto?), su mirada y sobre todo, si esta bien cuidado, su sedoso pelaje hacen un deleite su contemplación. Estos atributos han hecho que sea la cuarta raza en numero de inscripciones en el LOE y que ocupe un lugar de privilegio en el resto del mundo. No podía ser por casualidad.
Ahora bien, para poder disfrutar de un cocker en toda su plenitud hemos de exigirnos algunos minutos de dedicación para con él, minutos que si de verdad amamos a la raza se convertirán en minutos de disfrute mutuo.
PRIMER PASEO AL PARQUE
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Una vez en casa y cubierto el segundo ciclo de vacunas, nos aseguraremos que nuestro pequeño cocker disfrute de las mas variadas experiencias, y cuanto más gratificantes pues mucho mejor. Deberemos sacarlo a la calle, primero las más tranquilas y más adelante las mas transitadas, que se acostumbre al trafico, a los extraños y a ser acariciado por ellos, a montar en coche y a jugar con otros perros y si podemos también con otros animales. En este punto no debemos ser hiperprotectores y cogerlo en brazos cada vez que se acerca un perro grande, es muy difícil que un adulto ataque a un cachorro, solo actuaremos en los casos estrictamente necesarios. Al igual que las sensaciones gratificantes refuerzan la sociabilidad de nuestro cachorro y debemos fomentarlas, las desagradables debemos evitarlas para evitar traumas posteriores.
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Si socializamos a nuestro cachorro correctamente, lo educamos con sentido común (el menos común de los sentidos), con una buena alimentación y unos cuidados básicos, disfrutaremos de nuestro cocker sano, guapo y equilibrado por muchos años. Y si te atrapa la dulce seducción de tu cocker, nadie podrá asegurarte que en poco tiempo no tengas otro. No serias el único, seguro.
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